¡Alto a la discriminación! Ponencia de Juan Chía en el Segundo Foro para la Legislación del Tatuaje y la Perforación, realizado por la Cámara de Diputados durante la etapa de desarrollo de las leyes de control y sanidad para estudios de tatuajes y perforaciones.
Levantando la voz contra de la Discriminación
Distinguidos miembros de esta alta tribuna, agradezco la invitación para expresar la opinión y el sentir de miles de lectores que manifiestan sus inquietudes a través de la revista Tatuajes y Perforaciones, publicación del cual soy el director editorial.
Entre estas inquietudes existe una que ha llamado mi atención y deseo manifestar: la discriminación, fenómeno que ha marcado, inclusive con sangre, muchas de las páginas de la historia.
¿Por qué se discrimina a las personas tatuadas? ¿Será por no cubrir los patrones estéticos de la «sociedad»? ¿Por no ser iguales a los demás? ¿Por ser antiestético?

A lo largo de los siglos, el concepto de estética ha variado de acuerdo a las normas sociales y culturales de cada época. Cualquier manifestación que se alejara de los cánones establecidos era – y es – severamente criticado y, en varios casos, reprimida por las autoridad establecida.
Desafortunadamente, en pleno siglo XXI, esa actitud no cambia y lo podemos apreciar en la discriminación que actualmente padecen tatuados, tatuadores y perforadores, no sólo en México, sino en diversos países del tercer mundo.
Discriminación estética
La discriminación estética no es algo nuevo. La historia nos muestra casos vergonzosos de grandes genios que, en su momento histórico, fueron severamente criticados por su particular forma de manifestar su concepción estética.
Tal es el caso de Vincent Van Gogh, pintor de finales del siglo XIX, cuyas obras fueron ignoradas porque las imágenes plasmadas en sus lienzos no eran comprendidas por la sociedad de su época, que sólo veía en ellas «manchones».
Estos críticos de arte no imaginaron que, cien años después, Van Gogh sería considerado como uno de los precursores del impresionismo.
Otro caso, en el ámbito de la música, es el de Giusseppe Verdi, uno de los grandes compositores operísticos de su tiempo.
Sin embargo, fue la sociedad italiana del siglo XVII que lo etiquetaba como mediocre cuando estrenó la opera cómica Un Giorno di Regno, el 5 de septiembre de 1840.
Fue tan dura la crítica que se retiró. Años después regresó y con el paso del tiempo sus composiciones fueron consideradas dentro de las más bellas obras musicales de todos los tiempos.
Ambos casos, entre muchos otros, son un un claro ejemplo de discriminación, ya que sus obras fueron incomprendidas por tener un concepto de la estética diferente al que tenía la sociedad.
Es aquí en donde debemos hacer un alto y preguntarnos: ¿Qué es la estética?
Definiendo la estética
Los criterios para definir la estética son variados en cada cultura, época y región. Por ejemplo, los hombres del paleolítico superior consideraban la belleza de la mujer conforme a su volumen corporal.
Mientras más obesa fuera, se le veía más bella; esto era debido a que la gordura era símbolo de fertilidad.
En contraparte, el prototipo estético de la mujer actual se rige por su delgadez, al grado de parecer anoréxica o bulímica.
Aceptada y practicada por la sociedad, esta moda propicia que diversas modelos de pasarelas mundial sufran padecimientos físicos por sacrificar su salud, en aras de un ideal de belleza.
Como podemos apreciar, el concepto de estética cambia a lo largo de la historia.
En lo personal, lo considero como una forma de percibir la realidad, de manera individual y subjetiva, que depende de la influencia que tiene la sociedad sobre el individuo, durante una época determinada.
Según el estatus quo cultural y académico, se define lo que es y no es bello.
Pero no todos son influenciados. De hecho, existen infinidad de personas que, libre y voluntariamente, deciden rechazar los criterios estéticos de la sociedad y adoptan uno diferente, con el cual se sienten libres.
Su concepto visual de la apariencia les permite expresar sus ideales, objetivos, así como su estética personal.
Los nuevos rebeldes que niegan la moda contemporánea se convertirán en los precursores de la nueva estética física que influirá en las futuras generaciones.
Sin embargo, antes de que lleguen a ser aceptados y reconocidos, tienen que pasar por grandes penalidades.
Hoy en día, la sociedad los relega por considerarlos raros o exóticos.
Rechazo social
Esta situación de rechazo, discriminación y prejuicio, es la que viven las personas tatuadas que la sociedad cataloga como drogadictos, pendencieros y malvivientes.
Por su condición, se les niega el trabajo, aún cuando estén perfectamente capacitados para llevarlo a cabo.
En los centros de entretenimiento, como bares y restaurantes, se les llega a negar el acceso. Y socialmente son relegados por aquellos que siguen fielmente el ideal estético griego, dominante en nuestros días.
Tengo la oportunidad de convivir con tatuados y tatuadores, durante los dos años de existencia que tiene la revista y he descubierto un gran sentido de la responsabilidad en varios de ellos, así como una amplia cultura y sensibilidad que rebasaría con creces a muchos de los «seudo anglosajones» que se sienten «bonitos».
Desafortunadamente, gran parte de la sociedad no comparte mi postura y cae en severas actitudes que rayan en la intolerancia. Con esto no sólo están atropellando los derechos humanos de las personas tatuadas, también infringen la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en el último párrafo del artículo 1 dice:
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.
Discriminación: Sensibilizar a la sociedad
En conclusión, podemos decir que es necesario sensibilizar a la sociedad.
Hacerle ver que no existe un solo criterio de belleza o estética, sino varias. Y que cada persona tiene derecho a manifestarse abiertamente en cuanto a su estética física.
A quienes atacan a los tatuados por verse diferentes, es necesario sensibilizarlos para que comprendan que las diferencias no son malas por sí mismas, al contrario, son una muestra de la diversidad de ideas, criterios y valores estéticos.
Ninguno es mejor o peor. En conjunto, las diferencias enriquecen la cultura de un país así como de la humanidad.
En la búsqueda de un cambio a favor de la tolerancia y el respeto, una parte recae en los medios de comunicación (como nosotros), quienes creamos conciencia a través de nuestra labor informativa. Sin embargo, la responsabilidad debe ser copartícipe con las autoridades, quienes tienen tres importantes compromisos:
- Primero: con el cumplimiento de las leyes que nos rigen, velando por los derechos, las libertades y la equidad de cada individuo.
- Segundo: con la implementación de normas sanitarias que acredite a los establecimiento para que cuenten con el equipo apropiado y el conocimiento, para brindar un servicio seguro para quienes se van a tatuar.
- Tercero: motivar a los profesionales del tatuaje y la perforación a capacitarse con médicos especialistas para que brinden un servicio seguro a sus clientes.
Para que la Legislación del Tatuaje y la Perforación cumpla con su objetivo, es necesario contar con la opinión de todos los profesionales del medio, sin excepción alguna.
Sin embargo, alcanzar este objetivo puede ser complicado ya que existe un serio problema.
Rivalidades profesionales
No hay una comunidad de tatuadores y perforadores, sino una serie de grupos y gremios integrados por diversos profesionales del medio.
Algunos de estos grupos, indebidamente, se han tomado la atribución de ser portavoces de toda la comunidad, discriminando y dejando fuera a aquéllos que también pertenecen a dicho gremio, pero que no están afiliados a ningún grupo.
Por lo general, los que se ven relegados o están en el anonimato, son quienes carecen de los medios económicos y sociales para expresar sus opiniones en foros de discusión (como éste), pero que les afectara (para bien o para mal), todas y cada una de las normas que se incluyan en la nueva legislación que se esta elaborando.
Por ello, es importante mencionar que los grupos no contemplados deben gozar del derecho a expresar sus opiniones.
Esto propiciará grandes beneficios a la comunidad en general y contribuirán de manera decida a eliminar los últimos reductos del rechazo social que existen hacia esta profesión.
Legislación: opción de integración
Exhorto a las autoridades a tomar en cuenta a los profesionales del medio con el fin de llegar a un consenso que permita el desarrollo de una legislación clara y objetiva.
Una legislación que, por un lado, brinde la seguridad a quienes deseen hacerse un tatuaje.
Deben tener la seguridad de que se tomarán las medidas antisépticas para evitar cualquier tipo de infección o de enfermedad contagiosa durante el proceso.
Por otro lado, que otorgue la protección legal al medio, con todos los beneficios y obligaciones que ello implica, para que los tatuadores profesionales puedan abrir su establecimiento.
Para facilitar y regular la apertura de estudios dedicados al tatuaje, la legislación permitirá que la sociedad se vaya sensibilizando.
Es una manera de formalizar el oficio integrándolo a la sociedad. Con el tiempo se irá eliminando el estigma que hasta hoy envuelve al tatuaje.
En el ámbito laboral, resultaría complicado expedir leyes que obliguen a las empresas a brindar trabajo a quienes porten un tatuaje o una perforación, ya que tiene la libertad para determinar los criterios de selección de su personal.
Sin embargo, su libertad termina con los derechos de las personas que solicitan el empleo.
Se debe vigilar que las empresas no rechacen a las personas por su aspecto, sino por que no cumplen con los requisitos, en aptitudes y capacidades, para desempeñar el puesto vacante.
Hay un largo camino por recorrer en un terreno que, durante muchos años, es marginado en lo social y en lo laboral.
Este es el momento de romper con los viejos prejuicios para marcar un cambio en la sociedad, presente y futura. Cambio que contribuirá en el desarrollo de nuevas generaciones, con una mentalidad más abierta, humana y sensible.
Ponencia de Juan Chía, realizada el 28 de octubre del 2002.